A
medida que va desapareciendo la disarmonía puberal, disminuye
la desintegración de la conducta, típica de la
etapa anterior. Las formas negativas de la conducta cesan repentinamente.
Comienza a experimentar su mundo exterior: pensamientos, sentimientos,
emociones, impulsos, aspiraciones y deseos, descubre su yo psíquico.
Además descubre el mundo psíquico de los que lo
rodean, estableciendo una distinción entre ambos. Descubre
su yo, pero también alcanza la facultad de comprender
el obrar y comportamiento exteriores de una persona por los
motivos psíquicos, por los rasgos de carácter,
por los sentimientos.
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